Traudl Junge fue una de las secretarias personales de Adolf Hitler, líder de la Alemania nazi.
En diciembre de 1942 supo, por medio de la bailarina Beate Eberbach, la cuñada de Albert Bormann, el canciller personal de Hitler; que había un cargo de secretaria en la cancillería y logró colocarse entre las postulantes. Hitler mismo la seleccionó en Wolfsschanze (la Guarida del Lobo), para labores de redacción de cartas y documentos de orden doméstico, administrativo y personal.
Durante 1945 Junge fue testigo de primera línea de los últimos días del régimen de Hitler y del grado de postración que se abatió sobre el Führer, perteneciendo a su círculo más íntimo y conociendo personalmente a Eva Braun, compañera sentimental de Hitler, En el último momento redactó el testamento político de Hitler y una vez que éste y otros habitantes del búnker se suicidaron.
Durante más de medio siglo se negó a hablar públicamente de sus experiencias. Poco antes de morir, sin embargo, aceptó conceder una serie de entrevistas:
"Una vez la señora de Himmler habló de los campos de concentración. Hitler le contestó que a los incendiarios había que ponerlos como bomberos y se acababan los incendios. Esa fue la única vez que se habló del tema en privado"
"A veces pienso que si tuviera la posibilidad de encontrármelo a Hitler de nuevo, en este o en otro mundo, le preguntaría qué habría hecho si hubiera descubierto sangre judía en su propio árbol familiar. Si se habría gaseado a sí mismo"
"No pensaba en dimensiones humanas. La humanidad no jugaba ningún papel para él: siempre era el superhombre, la nación. El individuo nunca le importó"
"Tenía ideas bien primitivas. Por ejemplo: “Al héroe más grande le corresponde la mujer más hermosa”. No podía entender que un hombre que tenía una mujer hermosa la engañara con una menos hermosa. No podía entender que una mujer tuviera otra cualidad más allá de una belleza inmaculada. No creo que haya sido un conocedor de las mujeres. Tampoco tuve la sensación de que su relación con Eva fuera muy erótica.
"Una vez hizo el siguiente comentario: “Los hijos son siempre un riesgo; a veces los hijos de genios terminan siendo cretinos”. Aunque yo era una joven ingenua, el comentario me pareció bastante raro. ¿Cómo es posible verse a uno mismo como un genio?"
"Después del atentado, el 20 de julio de 1944, fuimos al bunker y lo vimos en la antesala. Se veía tan ridículo que casi se nos escapa la risa. Tenía los pelos de punta, los pantalones hechos jirones, pero nos saludó con una sonrisa triunfal y dijo: “El destino me ha protegido, señal de que debo llevar mi misión hasta el fin”. Esa tarde vino Mussolini de visita y Hitler lo llevó todo orgulloso al lugar del accidente... Estaba eufórico. Sentía que le habían confirmado que estaba en el camino correcto"
"No le gustaba tener flores en su cuarto. Decía que no quería tener cadáveres alrededor. Es algo muy curioso: alguien que mata a tantos hombres no quiere tener flores muertas en su cuarto"
"El 22 abril de 1945, Hitler llamó a todos los generales a una reunión. En algún momento salió y llamó a todas las mujeres y dijo: “Todo está perdido, deben huir”. También dijo que se iba a pegar un tiro. Eva le agarró las manos y dijo: “Yo me quedo”. Entonces él la besó en la boca, algo que no le había visto hacer jamás con nadie"
"Nosotros, claro, le decíamos que por qué no intentaba salir, pero él decía: “No quiero caer con vida en las manos del enemigo”. “Pero ¿por qué se quiere suicidar a toda costa?” Y él decía: “Soy demasiado débil para luchar al frente de mis tropas, y ninguno de mis hombres de confianza va a matarme si se lo pido, así que tengo que hacerlo yo mismo”
"Después de escuchar la explosión vino Otto Günsche, pálido como un cadáver, y dijo: “Acabo de cumplir la última orden del Führer: lo quemé”. No bajé a mirar. Sentí un odio por Hitler, un odio bien personal, porque de pronto nos había dejado varados. Las otras personas que andaban por ahí eran como marionetas dormidas. No teníamos vida propia. Teníamos el veneno en el bolsillo, pero fuera de eso, nada"
Después de la guerra, Traudl Junge trabajó como secretaria, periodista y consejera para la película El último acto (Pabst, 1955), que describe los últimos días de Hitler en el bunker. Murió de cáncer el 10 de febrero de 2002, algunas horas después del estreno de El punto ciego (Premio del público en la sección Panorama de la Berlinale 2002) y de la publicación de su libro de memorias, En las horas finales. En el cartel que cierra la película se lee que, poco antes de morir, Junge dijo: “Creo que empiezo ahora a perdonarme”.
La secretaria de Hitler se confiesa -
En 1942, cuando tenía 22 años, Traudl se convirtió en una de las secretarias personales del Führer y estuvo en contacto casi diario con él durante tres años, hasta el derrumbe final y el suicidio en el búnker.
Una interesante entrevista como importante evidencia de un testimonio íntimamente cercano a un psicópata.. en que refuta de una vez por todas las grandes mentiras de la desinformación sobre que el holocausto y los campos de exterminio nunca existieron , de que Hitler no se suicido y se fue a refugiarse en Argentina.. entre otros temas de interés donde se revela la personalidad y características de Hitler como un personaje egocéntrico, muy supersticioso y todo un manipulador de una secta donde su único objetivo era ser un dios de la nación cuando lo único que demostraba es que era un ser insignificante y caprichoso donde su odio era mas grande que su propia talla.
Fue a ella a quién Hitler dictó su testamento final poco antes de suicidarse.
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